Adolescentes-Aprendiendo a vivir
Uniendo lo que sentimos con lo desconocido, lo que recorrimos con lo que aún desconocemos, lo que creemos saber con lo que nos dicen los que supuestamente saben, lo conocido con lo misterioso de la vida
Los seres humanos somos seres psico-bio-sociales, es decir, estamos formados por una parte biológica o física, una parte psicológica y una parte social. En este artículo hablaremos de la tercera de estas, ya que los amigos se hacen muy importantes para los adolescentes, hablaremos de cuando los amigos ascienden de puesto.
La vida de pareja es nueva para nosotros y, como en todo lo que desconocemos, los errores están a la órden del día. Un error es el impulso natural de la vida, pero siempre le tenemos terror a hacer algo que esté mal, ya sea por orgullosos o por no querer decepcionar a nadie.
El problema surge cuando uno no quiere aprender de los errores y, como dice el dicho “el que desconoce su historia está condenado a repetirla”
Casi todos sabemos querer, todos lo hacemos de formas diferentes, pero es importante saber distinguir cuando las diferencias más que una exclusividad se vuelven un problema para otra persona.
Es muy difícil darse cuenta de que algo está mal si nunca hemos visto cómo funciona correctamente, no somos genios, no somos malas personas, pero sí somos humanos.
Dulces almas
Dulce alma, tierna y joven
Embobada de experiencias
Y de secretos de mil noches
Buscan y buscan a medias
Dulces almas, tontas e ignorantes
Que no encuentran su destino
El mundo no les deja enterarse
Que debe disfrutarse del camino
Todos corren sin ir a ningún lado
Y es frustrante apenas saber caminar
Dulce alma, no quiero hacerte daño
Te prometo que todo esto va a encajar
No me dejes, dulce alma
Hago todo lo que puedo
Juro que te amo, no te vayas
Todos merecemos un segundo intento
Dulce alma, juntos nos matamos
Dulce alma, juntos nos queremos
Nuestros corazones están atravesados
Por una espina que no podemos
Que no queremos quitarnos
Escrito por: Facundo Boccone, de OjoConLoQueLees
Profe: Silvia Bocchi