Seguimos de recorrida por las organizaciones de la zona y llegamos a la Casa de Mario. Conversamos con los vecinos que llevan adelante este hermoso proyecto para conocer las actividades que ofrecen al barrio, sus objetivos y anhelos

¿Cómo surgió la Casa de Mario?

Originariamente éramos la Comisión Vecinal, cuando Mario fallece nos dan la casa. Reorientamos las expectativas en la medida que empiezan a aparecer más vecinos y necesidades. Aspiramos que las actividades o los talleres que se realizan en Casa de Mario sean mucho más que la transmisión de un aprendizaje, que sean una oportunidad para que la gente se junte, un espacio para relacionarse. Como dijo un gurí que no había entendido como se llamaba la casa: “mira mamá, la casa del barrio”… eso buscamos, que sea la casa del barrio.

¿Cómo se definen y qué actividades realizan?

Somos una reunión de vecinos que tienen las mismas inquietudes y utilizan un espacio que estaba inactivo. Este año tenemos un montón de actividades, arrancamos con crochet dos veces a la semana, apoyo escolar, teatro, percusión, pintura, dibujo, canto, taller de coro y varios talleres más que están para salir. Aparte de eso, tenemos la policlínica y cuidamos el archivo de Mario.

Abrimos las puertas el Día del Patrimonio y la Noche de los Museos. El año pasado hicimos una exposición con el Foto Club Uruguayo. También expusimos en la foto galería del Prado y el Parque Rodó.

Objetivos

Tenemos objetivos a corto y largo plazo. Lo primero es seguir incorporando profesores y actividades, seguir arreglando la casa y después el tema del archivo fotográfico de Mario. Tenemos algunos equipos que ganamos por el presupuesto participativo hace pila de tiempo, con eso venimos acondicionando, limpiando, digitalizando, es una troja, calculamos que hay unas 90 mil fotos, un archivo muy grande para este país.

La idea es que el barrio se apodere del lugar y que el archivo pueda salir del barrio también, que se integré a otros circuitos, es mucho lo que hay para mostrar. Las fotografías de Mario son la historia del barrio, hay que mantenerlas y exponerlas. Mario registraba cosas pensando en eso, guardaba documentación, este trabajo es para mantener ese soporte de la identidad del barrio. Tratamos de mantener viva la memoria de Mario, que es la de todos.

¿Por qué un espacio cultural?

Mario tenía esa idea de toda la vida, siempre estuvo ligado a la fotografía y la pintura. El traía niños que andaban en la vuelta y los ponía a pintar con él. Nosotros seguimos esa línea, obviamente que las necesidades del barrio nos van llevando a otras cosas.

Cuando se empezó a recuperar la casa, la prioridad y una de las preocupaciones de Mario era la Policlínica. Después apuntamos a traer actividades culturales para el bienestar de la gente, que sea un espacio para recrear el espíritu, para el encuentro de vecinos y generaciones.

Apostamos a reivindicar y redescubrir la cultura del barrio. Hay un tema perdido en la zona que tiene que ver con los oficios, de aquí salieron las piedras del puerto de Montevideo, esta zona recibió una cantidad importante de migrantes que trabajaron de picapedreros, ahora hay máquinas, pero antes era un oficio.

Queremos que la casa sea un lugar histórico, la mantenemos como estaba para que las nuevas generaciones conozcan cómo vivían las familias, es distinto pensar una casa con microondas que con un brasero, un primus, el barril con el que se hacía el vino, la heladera que funciona con hielo.

¿Cómo se financia el espacio?

Cuando se empezó a armar todo esto, se tiró la idea de hacer una cuota social. Empezamos a cobrar una cuota mínima y máxima, hay dos o tres compañeros que llaman a la gente y van a cobrar. Con ese dinero pagamos los gastos y arreglos de la casa. El objetivo es poder tener un fondo para invertir y generar otras cosas, hay ideas de hacer remeras para vender, se hizo la cantina del ronda momo y entró una plata. También hay expectativa de colaboraciones, hemos tenido donaciones de materiales de las empresas James y Asfalkote, que han sido una gran ayuda.

¿Se sienten parte de un circuito cultural?

Tenemos dos talleres de Esquinas de la Cultura de la Intendencia de Montevideo, así que pensamos que sí. Los talleres son generadores de productos que quedan ahí. La idea es que empiece a girar y se genere un circuito de circulación de esos productos

¿Se vinculan con otros espacios?

Unos cuantos años atrás tuvimos la experiencia de trasladar gente del barrio al Solís, como novel intercambio. También trabajamos con Uruguay Montevideo en unas muestras que expusimos en el Club.

El día del patrimonio lo dedicamos al fútbol y descubrimos que había casi un cuadro por esquina en el barrio. Mario había hecho un mapeo que ubicaba a la mayoría de los clubes de baby fútbol y organizaciones deportivas y sociales.

Hicimos un cruce para un trabajo que terminó en audiovisual. Juntamos las fotos que tenía Mario de cuando se ocupó la cantera ubicaba donde ahora está el 40 semanas, en Aurora y Conciliación. La cantera había sido abandonada, la Intendencia venía y tiraba basura, los vecinos se organizaron, cortaron la calle y lograron que se rellenara y se hiciera un parque. Mario registró todo ese proceso, Ibarra (el muchacho del avión) tienen un montón de recortes de prensa porque el padre estaba en la Comisión. Logramos juntar esas dos cosas e hicimos un producto audiovisual.

Participan de la entrevista las vecinas y los vecinos: Nelly, Graciela, Selva, Clara, Lidia, Juan, Lucas, Rafael, Ricardo y Fernando.

Equipo Comunicación y Cultura

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