Las calles se visten de fiesta, los colores del arcoíris comienzan a asomarse. Avenida del Libertador se prepara para la brillantina, la música, la celebración y la libertad.

Algunos espacios públicos se visten de fiesta y aparecen comercios flameando banderas y vendiendo pañuelos. Con eso, la mercantilización de las luchas sociales se hace cada vez más presente, y sin embargo son los colectivos, son los cuerpos y cuerpas militantes quienes continúan visibilizando un universo múltiple de realidades que trascienden al mes de setiembre.

Esto no arranca hoy y no es solo este setiembre. En Frecuencia Tejana hoy hablamos del recorrido histórico de las representaciones sociales de la marcha por la diversidad.

A continuación vamos a conversar con: Paula Moreno, Lea Masal y Diego Sempol, integrantes de la Coordinadora de la Marcha de la Diversidad

Historia de la marcha de diversidad en Uruguay

Diego: La primera concentración fue en el año 1992 en la Plaza Cagancha y la primera marcha propiamente dicha fue en 1993. En ese momento, las marchas se hacían los 8 de junio siguiendo la fecha internacional. Además, el recorrido era muy distinto, desde el Obelisco a la Explanada de la Universidad. En ese momento fue como el primer paso importante hacia la visibilidad.

El movimiento en Uruguay surgió en las cercanías del fin de la dictadura, enfrentando la represión y las razias policiales. Aparece Escorpio en el año 88 y Homosexuales Unidos, organizaciones que combaten la violencia policial recurrente de la transición a la democracia y ya en los 90 empiezan a convocar a ocupar el espacio público y comenzar a luchar por la visibilidad.

El movimiento de la diversidad sexual en Uruguay, siempre tuvo un frente de lucha en la desigualdad social por razones de identidad de género pero les preocupa mucho las luchas sociales, por etnias, por cuestiones de género. Entonces vamos a ver que este movimiento que hablaba de orgullo sexual en el 93, incluía ya tempranamente una visión de derechos humanos integral y muy combativa.

Durante los años 90 estas marchas comenzaron a suceder y nunca fueron muy multitudinarias, estamos hablando como mucho de 400, 500 personas. En los años 90 no había ningún marco normativo, ninguna ley que defendiera ante colectivos que trabajan contra la discriminación ocupar el espacio público. No obstante, eso se reclamaba en la cuestión de la visibilidad que es algo muy importante esto de ser visible, es importante poner el cuerpo y romper este mandato social que hace a la idea de que absolutamente todos somos heterosexuales. Entonces la visibilidad lo que hace es romper este mandato y permite ver que hay otras formas de habitar la sexualidad y la identidad de género que deben ser reconocidas y deben tener ciertas normas que las protejan.

En los años 90 poco a poco el movimiento empezó a tener posiciones más a favor de la integración, de la asimilación y del reconocimiento normativo, empiezan allí a aparecer los primeros reclamos. En el 93, la agenda estaba muy ligada a la violencia policial y al VIH.

A finales de los 90 y principios del siglo 21, los reclamos estuvieron mucho más ligados a los primeros proyectos de ley. Por ejemplo, lo que fue la reglamentación del comercio sexual en el año 2002, que permitió a las personas trans que ejercen el comercio sexual en las calles que dejara de ser un delito. Esto no eliminó los problemas que tenían la población trans con la policía, pero los redujo de forma significativa. Después van a ser los proyectos de reconocimientos de parejas y demás, que lentamente van a ir forjando toda una serie de normativas.

Es clave también para este proceso que en el año 2004/05 se produce una importantísima renovación dentro del movimiento, digamos que hay como una nueva ola, una nueva generación de organizaciones. Se produce un verdadero estallido de organizaciones, que además coincide con que algunos movimientos sociales como la FEUU venían desarrollando todo un proceso de fusión de estos temas de la plataforma política de la propia FEUU, hay una cantidad de dirigentes y lideresas dentro del movimiento estudiantil que empiezan a luchar por la visibilidad y por posicionar el tema LGBT.

Pronto confluyen en una nueva forma de entender la convocatoria, deja de llamarse orgullo. Abandona la palabra orgullo y la integra a una idea más amplia que es esta de marcha por la diversidad. La idea es que en realidad no te importa tanto la identidad sexual o de género, sino que si estas a favor o en contra de una cultura de la discriminación y de la violencia. La convocatoria se amplia y esto tuvo un efecto muy interesante. Las marchas de la diversidad no han dejado de crecer y han llegado a las 150 mil personas en las últimas ediciones.

Hoy junto al 8 M y el 20 de Mayo, la Marcha de la Diversidad es una de las tres movilizaciones más importantes en la agenda de la ciudad. Esto revela la capacidad que se ha tenido de construir una base social desde el movimiento de la diversidad sexual y en función de eso va a reclamar toda una serie de derechos. En los años 90 se reclamaban derechos negativos, basta de discriminación, basta de violencia policial. A partir del siglo XXI, se empiezan a reclamar derechos positivos como el matrimonio igualitario, Ley Integral para personas trans, se acompañó además la ley de despenalización del aborto, legalización de la marihuana, toda la agenda de derechos.

¿Qué colectivos participan hoy de la Marcha de la Diversidad?

Lea: Representamos a la coordinadora por la Marcha de la Diversidad que no solamente son colectivos de las disidencias sexuales, sino que abarcan un gran número de organizaciones, este año son 18 organizaciones.

Paula: Cada vez son más colectivos los que integran la coordinación de la marcha. El proceso del cambio que hablaba Diego, no solamente somos trans, gays, lesbianas, queers, sino que somos estudiantes, trabajadores, empleados, tiene que ver con incluir todo lo que somos.

¿Cómo han vivido esta evolución de las marchas en los últimos años?

Lea: En las primeras marchas que participé estaba como un participante más, empecé a conocerla desde el momento en que empecé a estar con mi pareja mujer y era emocionante.Era muy raro porque yo tenía una familia heterosexual compuesta, estaba casada, tenía mis hijos y la primera marcha fue hermosa para mí.

Hoy hace dos años que participo de la coordinación, porque la Marcha por la Diversidad es mucho trabajo pero sigo sintiendo los mismo desde la primer marcha que fui, estamos todes unides y hay mucho amor.

Paula: Veo que la lucha se fue instrumentando, se fueron juntando organizaciones, sintiéndonos todes parte de la lucha y creo que eso también fue haciendo un trabajo de ampliar las ganas de militar, de ocupar las calles, de decir al closet nunca más. Creo que también tiene que ver con eso de salir a defender tu identidad y sentirte acompañade y apañade, más representade por esta lucha. Creo que también salir de la marcha del orgullo hacia la de la diversidad, amplio la visibilizarían de otras identidades, otros movimientos y trabajar en la articulación, no solo tenemos identidades sexuales sino que tenemos otras cualidades y luchas.

No nos olvidemos que esto es una lucha que hacemos, una marcha de reivindicación, en cuanto a derechos humanos, empezar a entender eso creo que es el camino y el proceso que siempre hay que tener presente.

¿Cómo es el trabajo de la coordinadora en el cotidiano?

Paula: Desde la coordinadora sabemos que es una cuestión social que hay que trabajar en la comunidad con la gente, visibilizar como hacemos todo el tiempo, promover a nivel país lo que buscamos históricamente, la lucha por nuestros derechos, por tener acceso a todo lo que históricamente se nos ha negado. El día de la marcha es un disfrute en sí mismo, porque estamos todes juntes festejando también el trabajo que realizamos todo un año y es un día que nos aporta pilas para seguir adelante.

¿Cuál es la proclama de este año?

Paula: La proclama de este año es “Estado ausente, nuestra lucha presente”, creo que queda bien claro el mensaje.

Lea: La proclama se decide en la coordinadora, hay diferentes subgrupos y equipos, uno de ellos se encarga de tomar las propuestas de todas las organizaciones y de ahí parte la proclama.

Paula: La coordinadora es un lugar donde estamos todas las disidencias y se interpelan y se ponen sobre la mesa todos los sentires, todos los lineamientos se construyen entre todes, es el principal espacio de articulación de los colectivos.

¿Cómo están viviendo esta marcha en la coyuntura sanitaria, política y social?

Paula: Son momentos complejos, estamos en plena pandemia aunque saliendo, pero la lucha por los derechos no conocen de pandemia, la gente en sus casas sin trabajo, los recortes que estamos sufriendo a nivel de todo.
La pandemia es un segundo plano para nosotres, porque tenemos que salir a denunciar a un estado para que se haga presente y nos escuche, que trabaje en esta problemática que nos atraviesa desde una interseccionalidad también. No se cumplen los cupos laborales para personas trans, para personas afro, la ley integral para personas trans hace tres años que está aprobada y todavía seguimos esperando que esta ley se implemente. La ley contra la violencia basada en género tampoco tiene presupuesto, son demasiadas cosas que están pasando y a las que nosotres no podemos sacarle la cuerpa.

Salir a denunciar, a promover, a contarle a la gente que es lo que estamos viviendo, en mi caso que soy una personsa trans fíjate que en Uruguay y America Latina la expectativa de vida de las trans es de 35 años, sin acceso a la educación, al mercado de trabajo, teniendo que prostituirse, exponiéndose a un montón de cosas que no nos daría el programa para enumerar.

Toda la gama de recortes que está implementando el Estado, porque su única agenda es recortar y nosotres tenemos que salir a decir que no, entendemos que la pandemia es algo que afectó mundialmente a todes, pero nosotres somos los más expuestos y expuestas a este abandono.

Diego: La ley integral para personas trans fue una norma muy de avanzada para Uruguay y toda América Latina, pero lo que queremos ahora es que se cumpla, ni más ni menos.

La ley establece cuotas y las cuotas se van a aplicar solo por quince años, ya perdimos tres, esto no se puede postergar. El propio Estado reconoce que no se está cumpliendo, en un informe de la OPP se establece que sólo el 0,06 de los gastos públicos han tenido como una marca destinada a personas trans.

Esto es inaceptable, no fue tampoco respetado esto para los jornales solidarios de muchos departamentos del país. O sea, que en los momentos de mayor vulnerabilidad, donde según un estudio de 2016 casi dos tercios de la población trans se mantenía gracias al comercio sexual y en la pandemia este cayó significativamente, en el momento más crítico de todos es cuando se decide no respetar la cuota. En definitiva, la consigna intenta reflejar este estado de malestar profundo y de exigencia de que se cumpla la ley.

¿Cómo se organiza la marcha de la diversidad?

Paula: Ya hace unos cuantos meses que venimos organizando la marcha, nos acomodamos en comisiones para ponerle pienso y cuidado, es una marcha multitudinaria y eso requiere muchos cuidados y contención para que sea una fiesta en todos los aspectos.

¿Cómo se van dando las modificaciones y evoluciones a nivel social de irnos reconociendo y visibilizando?

Diego: Yo siempre digo que la diversidad es muy diversa, hay una enorme heterogeneidad de formas de habitar el deseo y el género y que cada vez más, en la medida de lo que se va ampliando la frontera de lo que es reconocido y legitimado aparecen nuevas formas, es un proceso de transformación continuo.

Una vez que se inicia la politización de la sexualidad y la politización del género, nos damos cuenta de que ambas cosas son elementos claves en la opresión de nuestros cuerpos y en la construcción de formas de desigualdad, esto empieza a fermentar en cada uno, a sistematizar, a volverlo un objeto de su propia reflexión y poco a poco comienza a formar nuevas demandas, nuevas agendas, nuevas necesidades. Ustedes piensen que en Uruguay tal vez es bastante ejemplar su historia comparada con la de otros países. En otras partes, en las primeras marchas del orgullo las personas gays y lesbianas no querían que las trans participaran de estas marchas porque estaban vinculadas al comercio sexual y esto podía comprometer la legitimidad de sus reclamos ante una sociedad que los discriminaba.

En Uruguay esto no pasó, dicen que en las primeras marchas por los años 90 estaba casi toda la comunidad trans y fueron participes activas de los reclamos de la época. Fueron las que se pusieron al hombro copar la calle porque los costos de la visibilidad ya lo estaban pagando cotidianamente a diferencia de muchos gays y lesbianas que estaban en el armario.

Hubo tensiones, porque todo movimiento social las tiene, pero en nuestro país claramente la relación entre las diferentes identidades se ha manejado de una forma bastante ejemplar. En Brasil por ejemplo, la disputa es durísima y las exclusiones propias son muy fuertes, esto tiene que ver con las propias luchas por la representación, la visibilidad, la prioridad en las agendas.

Ustedes piensen que en nuestro país se aprobó primero la ley de cambio de nombre de sexo registral antes que la de matrimonio igualitario. Esto en el resto del mundo es al revés, aquí se pusieron todas las demandas sobre la mesa y se comenzó a pujar por las más urgentes que entendió todo el colectivo.

A partir del 2007, empezamos a notar una expansión hacia el interior del movimiento, se empezó a ir al interior y visibilizar allí la lucha. Esto progresivamente ha dado sus frutos y hoy las marchas de la diversidad son quince en todo el país.

Frecuencia Tejana
Todos los miércoles de 18 a 19 hs por El Puente FM

 

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